Hace unos días pase por la Casa
de Hermandad para rezarte María, y cuando entre te vi imponente, con tu bastón,
sombrero y concha peregrina, nadie me tubo que decir porque estabas así, cosa
que me lleno el corazón. Santiago había sido este año muy triste y tu
reconfortabas esos días malos que todos los españoles vivimos, porque así te
acercabas más a nosotros, Madre del Salvador, Madre Peregrina, bonitas palabras
que te describen a la perfección. Tu María, que más que nadie sabes lo que es
el dolor de una madre, consuela a todos los que hoy están afligidos.
María de la esperanza, de la humildad y el amor, atiende
nuestras plegarias, escucha nuestra oración.
¡Ave María! Traes al mundo el amor, Madre de los Peregrinos,
Madre del Pueblo de Dios.
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