Hoy me he levantado y mi corazón todavía
no se ha repuesto del dolor de volver a ver como este cielo caprichoso de mi
querido Oviedo no ha dejado de llorar. Ayer por segundo día volvía a mirar al
cielo y ver como la lluvia era el presagio de lo que venía por llegar, a las
nueve de la noche nos decían, “Se suspende la Procesión”, es en ese momento
aunque conscientes de que va a suceder, cuando brotaban de mis ojos lágrimas de
dolor, sentimiento de impotencia y frustración por ver que otro día más nos quedábamos
en casa. Mi Señor de blanco inmaculado, con sus manos atrás nos miraba desde su
paso, con esos ojos que nos reconforta cuando acudimos a él a rezarle, y al
otro lado su Madre, la Esperanza de Oviedo, que en su altar mira a su hijo con
ojos misericordiosos, y ve que aun estarán juntos algo más de tiempo.
La Agrupación Musical San Salvador, tocando una marcha a la Esperanza de Oviedo, con motivo de la suspensión de la Procesión del Prendimiento. |
No puedo dejar de mirar al cielo
y las previsiones meteorológicas y veo que esta Madrugá ovetense puede frustrarse
también, por eso ahora solo quiero pensar que esas lagrimas que no dejan de caer
estos días, a la doce de la noche del Jueves Santo sean de emoción alegría
porque el tiempo nos dé una tregua y el Señor de la Sentencia salga por las
calles de Oviedo.
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