Fue en el año 1920 cuando la Macarena vistió de luto por la muerte del torero Joselito el Gallo, perpetuo rival Juan Belmonte y excepcionales figuras que trascendían el ámbito taurino. Al gran Joselito lo mató el quinto toro de la tarde, de nombre Bailaor, en la plaza de Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920, y supuso una gran conmoción para Sevilla y por supuesto, para la Hermandad de la Macarena, ya que el torero fue Fiscal de Paso y Consiliario.
Era tal la devoción que tenía este torero a la Macarena, que le regaló las espléndidas esmeraldas que luce en su pecho (conocidas como las "mariquitas"), y que son una de sus características de exorno más conocidas.
Como siempre, hubo críticas, pero estas fueron bien resueltas por el canónigo Francisco Muñoz y Berlanga en varios de sus artículos, o como bien podemos leer al periodista y escritor Manuel Chávez Nogales (1897-1944) en "La gloria del cofrade": ...las Vírgenes de las Hermandades, son ante todo y sobre todo, del pueblo, y este quiere verlas identificadas siempre con sus tristezas y sus alegrías, ha muerto Joselito, la Macarena se viste de luto, y que digan lo que quieran el cardenal y el Ordo Divini Offici.
Joselito el Gallo en la prensa de la época |
Tumba de Joselito el Gallo en Sevilla |
A la Virgen de la Macarena la vistió de luto riguroso en tan triste ocasión, por primera y única vez en el siglo XX, el gran Juan Manuel Rodríguez Ojeda, artífice del mayor y más revolucionario cambio estético de la cofradía, y que más influencia ha tenido en las hermandades de toda España.
FOTOGRAFÍAS: ARCHIVO DEL ABC
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