El día 16 de julio de 1251 Santa María se apareció a San Simón Stock, un inglés que era general de los carmelitas, y le entregó un escapulario anunciándole que quien lo llevara ese no sufriría el fuego eterno del infierno. Con el tiempo la devoción por el escapulario de Nuestra Señora del Carmen se incrementó de forma notable en todo el orbe católico.
Una historia del siglo XVIII cuenta que el escapulario de la Virgen del Carmen salvó un barco inglés que se encontraba a la deriva en medio de un feroz huracán. Uno de los marineros salió a rezar, se arrancó el escapulario y lo tiró al mar. Inmediatamente la tormenta se detuvo y la última ola devolvió el escapulario al marinero. Este hecho contribuyó a consolidar el patrocinio de la Virgen del Carmen entre los marineros y navegantes, que a partir de entonces llamaron Stella Maris.
Gran número de localidades españolas, y en el resto de mundo, celebran fiestas en honor a la Virgen del Carmen para pedirle protección ante los peligros del mar. La mayoría con vistosas procesiones que comienzan a tierra firme con la imagen a hombros alrededor del recinto del puerto y luego se convierten en marítimas, incluso fluviales, con la imagen de la Virgen del Carmen colocada en un barco engalanado y acompañado por una comitiva formada por todo tipo de embarcaciones.
En las fotografías podemos ver a la Esperanza de Oviedo, ataviada magníficamente por el Prioste y Vestidor de la Hermandad de los Estudiantes, D. Ígor Freijoó González, con motivo de la Festividad de la Virgen del Carmen.
En las fotografías podemos ver a la Esperanza de Oviedo, ataviada magníficamente por el Prioste y Vestidor de la Hermandad de los Estudiantes, D. Ígor Freijoó González, con motivo de la Festividad de la Virgen del Carmen.
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