jueves, 12 de diciembre de 2013

Vita, Dulcedo et Spes Nostra


La esperanza es el sueño del hombre despierto (Aristóteles). La esperanza es una virtud, en su sentido teológico, pero también es una necesidad que dota de sentido la existencia.

La Esperanza de Oviedo


Hacia el año 380 fue instituida, principalmente, la primera festividad mariana. Esta fiesta se conocía con el nombre de Memoria de la Madre de Dios. En el año 431, durante el Concilio de Éfeso se defendió la doctrina de la maternidad divina contra la herejía. 

En España se venera a la Virgen en su advocación de Esperanza el 18 de diciembre, desde el X Concilio de Toledo, celebrado en el año 656. 



Es la fiesta llamada también de la expectación del parto, de ahí la advocación de Virgen de la O, procedente de las antífonas de adviento, que se rezan en el cántico mayor de vísperas para manifestar el deseo que el cristiano tiene del nacimiento del Salvador.



Sin duda, esta imprescindible advocación mariana, es el ancla al que se aferra, quien espera con desesperación la última esperanza. 

“Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres”. Rabindranath Tagore


Texto de Irene Gallardo
http://sacrahispalis.blogspot.com.es/

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